
“Alimentar bien a nuestros hijos es la prioridad”
José, padre de cinco niños, cuenta cómo toma la decisión de dejar Venezuela y los contrapiés que se les ha presentado en su camino hacia Perú, donde espera trabajar en una finca.



Por Ana María Castro
RUMICHACA, ECUADOR – La cantidad de maletas casi duplica los miembros de la familia. Parece difícil de creer que una familia de siete integrantes, entre ellos cinco niños, lleve 24 días caminando por las carreteras colombianas, durmiendo en las plazas de las ciudades, en albergues temporales o donde la noche los sorprenda.
Osarys (10 años), María José (8 años), María Ángel (5 años) y Ángel David (3 años) juegan en los Espacios Amigables instalados por UNICEF Ecuador, en el punto de control fronterizo en Rumichaca, Ecuador, mientras los padres José (39 años) y María Angelyn (25 años) descansan en el piso, recostándose en sus numerosas maletas.
Una cuestión de hambre
María Angelyn alimenta con su seno a Greiyerlis, la hija menor de 10 meses. Tanto la hija como la madre se ven delgadas. Precisamente el tema de la alimentación de los hijos fue el determinante que llevó a la familia Yance a cruzar fronteras.
“Nos vamos de Venezuela porque mi bebé Greiyerlis tiene malnutrición. No sube de talla, mientras que sus hermanitos cada vez bajan más de peso”, dice con angustia el padre de familia.
“En el lado colombiano la revisaron los médicos y nos dimos cuenta de que tenía parásitos en el estómago. No teníamos cómo alimentarla bien, agrega José.
Los riesgos que enmarcan el trayecto
Del viaje, José menciona los aguaceros que los acompañaron durante las largas caminadas. “En mi memoria tengo la imagen de mis pequeños caminando emparamados en las carreteras. Esas lluvias resultaron en una gripa para mis hijos”.
La violencia también marcó su paso por Colombia. José cuenta que, en Bogotá, en una plaza donde pasaron varias noches, les tocó presenciar un tiroteo entre bandas criminales. “Yo como pude cogí a mis niños y los protegimos en una tienda”.
Quizás el momento donde José y su familia sintieron más pánico y terror ocurrió cuando caminaban por el Páramo de Berlín, entre Pamplona y Bucaramanga. Allí los alcanzaron unos hombres que conducían una moto y les apuntaron a José y a una de sus hijas con un revólver.
“Me gritaban que les entregara la niña. Yo solo la cogía con más fuerza, pero no podía ni hablar. En ese momento, unas personas que estaban en una bodega unos metros más adelante se dieron cuenta de lo sucedido y les gritaron a estos hombres que nos dejaran tranquilos”, recuerda José.
Su destino final
El plan de José es viajar a Perú a encontrarse con su hermana. Ella trabaja en una finca cuidando niños.
“El dueño de la propiedad está buscando una pareja honrada que pueda ayudar cuidando los perros, las gallinas y mantener algunos cultivos”.
Al padre de familia le emociona la idea, porque en Valera, Estado Trujillo, en Venezuela, toda su vida trabajó como agricultor. Volver a estar en el campo y sembrar la tierra le produce alegría.
Su paso por Rumichaca
La familia Yancé extendió su estadía en la frontera norte de Ecuador por tres días. Lograron entrar de forma regular a Ecuador con una excepción que les permitió entrar con cédula, a pesar de que el Gobierno de Ecuador les exige pasaporte o certificado de originalidad de la cédula.
Con el cansancio de caminar y cargar maletas por varios días, la familia tomó la decisión de quedarse en las carpas de estadía temporal suministradas por UNICEF para recuperar energías y aprovechar los servicios de salud para que sus hijos sean revisados.
La familia también fue beneficiaria de los kits para bebés -que incluyen pañales, cremas para la pies y paños húmedos- y la ayuda económica que UNICEF ofrece a las familias en situación de vulnerabilidad que se quedan sin dinero para continuar su viaje.
José agradece no solo con sus palabras sino con su mirada la ayuda que les han ofrecido. Está listo para subirse con su familia en un bus sin costo, dispuesto por el Gobierno de Ecuador, que los llevará hasta la frontera con Perú.
Allí los espera el comienzo de una nueva vida que, aunque muy lejos de su hogar, les traerá la satisfacción de llevar todas las noches a sus hijos a la cama sin aguantar hambre.