“Pasaron horas y mi mamá no regresaba”: Jesús Skinner, 12 años

En los pasos fronterizos entre Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, los niños venezolanos corren el riesgo de perderse entre la multitud.

Por Ana María Castro 

RUMICHACA, ECUADOR – “Pasaron horas y horas, había demasiada gente y mi mamá no regresaba”. Esto le pasó a Jesús Skinner, de 12 años, mientras esperaba a su mamá que lo dejó solo junto con su hermana en una terminal de transporte en Cúcuta (Colombia), mientras cambiaba dinero.

Esta situación se repite una y otra vez para miles de niños que cruzan la frontera desde Venezuela y viajan solos con sus madres.

Jesús Skinner, con su cara llena de pecas, sobresale entre los demás niños por su elocuencia y su carisma. Viaja hacia Perú, en compañía de su madre Beycé y su hermana Camila, de 11 años, para reencontrarse con su padre.

Jesús Skinner (12) y Camila Skinner (10) conversan mientras esperan junto a su madre su turno en la fila preferencial para sellar sus pasaportes en la Aduana de Ecuador, y luego seguir su viaje hacia Lima, Perú.

Jesús Skinner (12) y Camila Skinner (10) conversan mientras esperan junto a su madre su turno en la fila preferencial para sellar sus pasaportes en la Aduana de Ecuador, y luego seguir su viaje hacia Lima, Perú. “La familia es lo más importante, la mayoría de nosotros lo hacemos por esto, para reunirnos con nuestra familia” comenta Jesús. Crédito de foto: ©UNICEF/ECU/2018/Arcos

Cuando habla no se le nota el cansancio de llevar días viajando en bus por las carreteras colombianas. “Nosotros sabemos que Venezuela va a mejorar, pero no sabemos cuándo, uno no sabe si va a llegar rápido ese día, por eso nos refugiamos en otros países para hacer una nueva vida y nuevos amigos”, comenta Jesús.

Él ya tiene muy claro qué quiere estudiar. Una vez acabe el colegio quiere estudiar marketing digital, porque siente un gusto especial por las aplicaciones digitales. “También me gusta mucho la cocina, y Perú es famoso por su gastronomía. Quiero crear una app digital para promocionar mi propio restaurante”, dice con alegría.

Jesús tiene un mensaje que quiere enviarle a las personas que lean su historia: “No nos tomen a mal a los venezolanos que estamos yendo a otros países, la mayoría lo hacemos para tener una mejor vida. Y otros como yo, lo hacemos para reunirnos con nuestras familias, no las vemos hace tiempo y nos hace mucha falta verlos”.